06 marzo 2009

MENSAJES NEFASTOS


Dicen que aconteció en tiempos de las Cruzadas, que un caballero sajón, natural del condado de Powerpoint (actual Reino Unido), Mr E. Maile, desposado con una bella dama española llamada Neta, recibió una carta sorprendente en vísperas de su marcha a Tierra Santa, donde ya había luchado contra el Infiel en anteriores campañas, para gloria de la Cruz.
Retiró el hidalgo la cinta que estaba sujeta por la lacra sellada y desenrolló el pliego que contenía la inquietante misiva.
Tras desgranar el texto para él destinado, cuyo contenido pareció agradar a Mr. Maile, leyó y releyó una consigna que al pié del escrito venía. Parpadeó repetidamente, no podía dar crédito a lo que sus ojos estaban viendo, se los frotó con las manos, se rascó la cabeza y se detuvo a meditar unos segundos… unos minutos mientras palidecía. No salía de su asombro.
Decidió tomarse unos momentos para pensar con calma y, mientras, continuó con sus quehaceres y dio órdenes para los preparativos de su partida al alba.
Mr. E. Maile nunca regresó de Jerusalem. La bella Neta se libró de su esposo, que era un pesado, y se dedicó a sus asuntos. Con el tiempo mejoró y amplió el palacio de la familia y hasta puso conexión a Internet.
Durante las reformas encontró, en el cajón de un viejo escritorio de madera de cedro, un mohoso pedazo de papel arrugado y lo leyó. Al final de la carta podía leerse:

“Ahora, copia y reenvía este documento a todos tus amigos (y amigas) para que sepan cuantísimo los quieres. Y reenvíalo también a todos tus enemigos, incluidos los moros con los que os estáis matando allá por los Santos Lugares, para que se jodan.
Si no lo haces, algo terrible te va a pasar tarde o temprano.”

Mr. E. Maile no envió sus 3.487 cartas y murió.
¿Tú qué vas a hacer con este puto e.mail?
¡A mí no me lo mandes!

PD: A partir de ahora, cada uno que mande un e.mail de este tipo, de esos en cadena, que si no los envías a tu lista de contactos antes de un pestañeo, va a pasar algo que se caga la perra… recibirá 1.000 latigazos virtuales, y si reincide pasará a la lista negra del Mossad.

Ahora en serio: cualquier e.mail sospechoso, que no sea un chiste inofensivo, hermosas presentaciones con fotos de lugares idílicos, curiosidades de la vida en formato jpeg, o campañas serias de ayuda a causas respetables, etc., será borrado, y su remitente pasará a la lista de la carpeta de ‘spam’, y sus mensajes a la papelera.


By Porell Morrow