La línea del horizonte no es infinita, aunque lo parezca cuando no está cubierta por árboles, edificios o montañas que impiden una visión amplia.
Nuestros ojos ofrecen una visión panorámica, dentro de ciertos límites, y cuando la vista del horizonte está despejada, la raya parece no tener fin por ambos extremos.
Si pudiésemos acercarnos lo suficiente a esa línea imaginaria tan solo veríamos un segmento de unos cuantos centímetros. Y si pudiésemos ponerla vertical se asemejaría a la raja del coño.
Solo faltaría poder meter la lengua para descubrir un nuevo horizonte.
Nuestros ojos ofrecen una visión panorámica, dentro de ciertos límites, y cuando la vista del horizonte está despejada, la raya parece no tener fin por ambos extremos.
Si pudiésemos acercarnos lo suficiente a esa línea imaginaria tan solo veríamos un segmento de unos cuantos centímetros. Y si pudiésemos ponerla vertical se asemejaría a la raja del coño.
Solo faltaría poder meter la lengua para descubrir un nuevo horizonte.
By Porell Morrow
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