12 mayo 2008

OTRA VEZ (WEST) BEIRUT 5

10 de mayo de 2008
Nuevamente, Internet nos reclama. Jose tiene que mandar unas fotos urgentes para un reportaje que prepara Levante para el domingo. Yo aprovecho para ver las noticias y actualizar mi correo. Estamos en un ciber-café en un rincón recóndito del barrio armenio de Borj Hammoud, al norte de Beirut.
Mientras hacíamos tiempo a la espera de la llamada del periódico para poder enviar las fotos, nos hemos tomado unos zumos naturales, y saltaba a la vista de qué manera llamaban la atención nuestras cámaras ante los clientes sentados en una de las tres mesas dispuestas sobre la acera.

Algo más tarde, por la calle comercial Arax, Jose recibe la esperada llamada. Lo veo pasar calle arriba y calle abajo, una vez bajo el sol, después por la sombra. Yo ya me estoy desesperando con tan larga llamada. Creo que los hombres que están charlando en el cruce nos están vigilando, o por lo menos les intriga la presencia de los dos forasteros.
Oigo palabras en árabe, ashnabíye (extranjeros), sahafíye (periodistas) y me tranquilizo. Naturalmente, estamos en una zona muy tranquila. Pasa una señora y se detiene a preguntarme, en árabe, menos mal, porque en armenio ni flores, si estamos haciendo un reportaje. Le contesto que estamos de paseo, pero que hace dos semanas hemos estado trabajando en Deir ez Zor. Ella comprende en seguida que se trata del aniversario del genocidio y sonríe deseándonos suerte.

Por fin termina la espera y Jose me cuenta, en resumen, lo que le ha explicado a la periodista con la que estaba hablando, sobre la situación en el país. Se ha quedado espantada cuando le he contado lo de la nochecita en el hotel.

Finalizado el tedioso envío electrónico, nos vamos a casa de Ferrán. Allí está Lilou, una francesa también refugiada, escapando de la calle Hamra.
El fotógrafo barcelonés nos cuenta su aventura de ayer acompañando a milicianos de Hezbolá, armados hasta los dientes, las caras embadurnadas de pintura de comando, y sin dejarle sacar la cámara de la mochila ni un momento. A cada intento le encañonaban con el Kalashnikov: “No photo, no photo”.
Al poco llegan José el músico y Marta, la salerosa profesora del Cervantes. Como era de prever, cada uno cuenta y aporta sus apreciaciones y las noticias o rumores que han llegado hasta sus oídos. Que si Nasrallah dijo esto, que si Siniora manifestó aquello; pues Jumblat contestó lo de más allá; que los saudíes y los americanos son tal, o que Israel sigue tal cual. Mientras los cristianos, ya sean partidarios del general Aoun o seguidores de Samir Geagea, no dicen ni pío.

Lo cierto es que chiíes y suníes se han dado de palos estos días, sobre todo en las zonas de la avenida al Mazraa, Ras en Nabaa, Tariq Yadide y Hamra.
Y los drusos, que ya tenían ganas de apretar el gatillo, han empezado a balazo limpio contra los del Partido de Dios (Hizbolá) en su feudo (nunca mejor dicho) de la montaña del Chuf, cuya falda se extiende hasta la autovía del sur, entre el aeropuerto y Saida (Sidón).El aeropuerto sigue cerrado, lo mismo que el puerto y la carretera que lleva a la frontera por Damasco. Las rutas hacia Trípoli y Sidón (norte y sur de Beirut, respectivamente) han estado contadas intermitentemente estos tres últimos días.

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