12 mayo 2008

OTRA VEZ (WEST) BEIRUT 4

9 de mayo de 2008
Estoy en Brumana, nuestra residencia de verano, en la montaña, a 45 minutos de Beirut, trabajando en el portátil y tomando un café acompañado de pastel de manzana con Mona, la hermana de Ghada
Recibimos la visita de los inspectores de inmigración. Son muy amables y las preguntas van desde lo rutinario a lo anecdótico.

Después de almorzar, llamo a Jose para ver cómo sigue. Me cuenta su experiencia de la noche pasada. “No he pegado un ojo, han estado casi toda la noche pegando tiros, por la calle, en la misma puerta del hotel de Hamra, entre edificios vecinos”, me dice. “He tenido que refugiarme en el lavabo para desayunar. Cuando me ha parecido que la cosa se calmaba, después de la 8 de la mañana, he intentado salir de allí, pero unos milicianos disfrazados a lo Rambo me han echado para atrás, no he podido pasar del cruce. Por fin, en la otra dirección ha pasado un service (taxi compartido) que ha accedido a llevarme a una zona más segura. No sabes el miedo que he pasado pensando en que alguna de las balas podía llegar hasta la cama de la habitación”.
No me extraña, se avivan en mi mente los recuerdos de la guerra de 2006 entre Hezbolá e Israel. Rememoro los cinco primeros días, antes de evacuar el país, gracias al operativo montado por la Embajada española, durante los que pudimos comprobar cómo suena un cañonazo disparado a diez kilómetros de la costa; aprendimos lo que se siente al sentir una explosión a pocos cientos de metros; supimos lo que es oír el run-run de los aviones cuando están bombardeando los barrios chiíes al sur de Beirut, Dahie, Haret Hreik, etc. o los pueblos al otro lado de río Litani, zona que se encuentra en la actualidad bajo protección de las tropas de la FINUL.

Jose ha podido llegar hasta el centro y ha continuado hasta casa de Ferrán, pero no hay nadie.
“No te muevas de ahí”, le digo, te recojo en 15 minutos. Se ha venido con las cámaras y un par de mudas. Ahora es un refugiado en mi casa, pero estamos en zona segura… o eso esperamos.

Por la noche, nuestro invitado valenciano nos ha preparado una paella de pescado regada con un vinito mallorquín de los buenos (Macià Batle 2006), y aprovecho para brindar por mi amigo Samuel en el día de su cumpleaños.
Supongo que así es la guerra: unos brindan mientras otros se matan, aunque en nuestro caso no hay relación entre una cosa y otra. Seguros que algunos dirigentes del siglo XXI no pueden decir lo mismo…Mientras cenamos algo relampaguea en el cristal del balcón. ¿Son detonaciones? No, se trata afortunadamente de una tormenta lejana.

No hay comentarios: