10 mayo 2008

AGUA


El agua inunda mis pupilas, cuando lo miro todo.
Allá, a lo lejos, algo brilla.
Pero solo es más agua agitando los brazos.
Remolino trepidante. Alucinación desértica.
Agua mancillada y triste, desperdiciada.
Agua putrefacta e infectada.
Agua límpida, paradigma de pureza, impoluta.
Me bebo un vaso y me pongo otro.
Y ella tan quieta, tan paciente. Espejo estático.
Cae la lluvia mientras me refresco.
Lluvia fina. Llovizna torrencial. Chubasco.
Otro sorbo, antes de ver el cauce seco.
Agua de río y agua salada. Subterránea o libre.
Si alguien vió la abundancia del futuro,
que venga y me lo diga, y nadaremos hasta la playa,
mientras unas gotas humedecen nuestros ojos de alegría.
Querida Agua: no puedo dejar de mirarte.
Adoro tu figura y comprendo tu energía, tu silencio, tu rabia.
Tu generosidad... es como las olas
cuando el viento agita rizos de espuma.
Tú, que lavas la cara de mi ciudad cada mañana,
¿quién eres tú? Chorro de vida.
Agua amiga, agua sagrada, agua milagrosa.
Agua salvaje, peligrosa que trae tempestades y mareas.
Elemento vertical y horizontal. Maremoto arrasador.
Cascada majestuosa. Catarata alborotada e infantil.
Pícara salpicadura. Risa mojada. Sueño húmedo.
Charco, vaso, piscina. Pisada, sorbo, chapuzón.
Inspiración musical. Música líquida.
Quisiera no hablar más, para solo escucharte.
Y estar siempre junto a tu orilla.

dx

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